Agua potable en Chile: un panorama general

Agua potable en Chile

En Chile, la mayor cantidad de agua para consumo humano se obtiene mediante la transformación de agua cruda en agua potable, a través de un proceso que describimos en un artículo previo. Al mismo tiempo, el norte del país se ha transformado en zona pionera en materia de desalinización de agua como fuente alternativa de agua para el consumo humano, como comentamos en un segundo artículo. Abordamos ahora el panorama de desarrollo de agua potable a nivel nacional, considerando todas sus fuentes posibles.

Agua cruda, agua salada y agua potable.

Agua cruda, agua salada y agua potable

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el agua potable como aquella “adecuada para consumo humano y para todo uso doméstico habitual, incluida la higiene personal”. Esto supone la producción de un tipo de agua que cumple con mínimos microbiológicos, químicos, radiológicos, y de aceptabilidad básica en cuanto a olor, sabor y apariencia.

Hoy, el agua potable tiene dos posibles fuentes: el agua cruda y el agua salada, salobre o de mar. Cada una de ellas requiere de procesos específicos para transformarse en agua potable y cumplir con las exigencias de la Organización Mundial de la Salud y la Normativa Chilena específica en esta materia (Norma 409/1, aprobada en 2006).

Agua cruda y plantas de tratamiento de agua potable.

Se conoce como agua cruda a aquella que se encuentra en la naturaleza de forma natural, con contaminantes minerales u orgánicos, y que no ha sido sometida a ningún tratamiento. Esta agua puede provenir de diversas fuentes, y lo cierto es que, en Chile, las fuentes utilizadas en la zona norte y en la zona sur son completamente distintas: en la zona norte se utilizan preferentemente fuentes subterráneas, mientras que en la zona sur se utilizan preferentemente aguas superficiales, tales como ríos, lagos o agua de deshielo.

Independientemente de la fuente, las aguas crudas pasan por procesos de pretratamiento, coagulación o floculación, decantación y filtración. Las características específicas de cada uno de estos procesos dependen de las fuentes específicas del agua cruda y de la calidad de dicha agua. De este modo, los procesos más complejos se llevan a cabo en la zona norte del país, en cuanto las aguas subterráneas utilizadas allí tienen una mayor adición de minerales y otros sedimentos.

Es por el mismo motivo, además de la escasez física de recursos hídricos superficiales y el agotamiento de recursos subterráneos, que es precisamente en la zona norte del país donde mayores avances se han hecho en relación con las plantas de desalinización.

Agua salada y plantas de desalinización.

El agua salada, también conocida como agua salobre o agua de mar, disponible masivamente en los océanos, contiene un 3,5% de sales minerales disueltas (es decir, por cada litro de agua hay 35 gramos de sales disueltas). Esto no sólo la hace inconveniente para el consumo humano, sino que su consumo puede provocar la muerte por deshidratación. El único modo de transformar este tipo de agua, en una apta para el consumo humano es aislar y eliminar las sales minerales disueltas.

Con este objetivo se han desarrollado diversas tecnologías, entre las que se reconocen los métodos térmicos y los procesos en base a membrana. Con amplias diferencias entre ellos, tienen en común la necesidad de energía externa para llevar a cabo la separación entre sales y agua, lo que los enfrenta al problema de volverse eficientes para que su uso sea conveniente. Actualmente, la tecnología más difundida es la Osmosis Inversa, que se utiliza en alrededor del 70% de las plantas desalinizadoras a nivel mundial y es la forma elegida por las plantas desalinizadoras en la región de Atacama, que hacen parte del sistema de abastecimiento nacional.

Cloración: un punto en común.

Sea por medio de tratamientos o desalinización, todas las aguas que son utilizadas como agua potable deben pasar por un proceso de desinfección o cloración. Consiste en incorporar hipoclorito de sodio líquido no jabonoso, sin fragancia ni color, al agua tratada. Esto asegura la calidad microbiológica del agua y protege la salud de quienes la consumen o utilizan.

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